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En la sala de espera

En la sala de espera

Por: Alex Capote

Hace unos días tuve una cita médica por teléfono. Llamé al consultorio cinco minutos antes de la cita. La persona que me contestó me invito a tomar asiento y a esperar. Me senté en una de las sillas de la sala. Sentado y esperando, como en el consultorio, me di cuenta que en aquel espacio no existía la privacidad necesaria para una consulta médica. Quizá, pensé, el doctor me pida que me baje los pantalones para hacer sonar mi panza o para revisarme la cicatriz de la cirugía. Entré a la habitación y de nuevo me senté a esperar. Coloqué el teléfono en altavoz y alcancé a notar como a lo lejos se sentía una vibración intermitente. La persona que contestó mi llamada estaba muy cerca de la bocina, aún podía escuchar su respiración.

-¿Señor Barrero?

-Si señora, la escucho.

-El doctor Cardoso lo atenderá en un momento. Si gusta puede tomarse un vaso de agua o un café mientras lo espera.

-No tengo café hecho.

-Podría hacer un poco si es café instantáneo. Si es café de cuncho no le recomiendo que ponga a hacer en este momento, no alcanzara a estar listo antes de la consulta.

-La verdad no me tengo ganas de beber café ahora.

-Entonces podría tomarse un té. O mejor, si en su casa el clima esta igual que acá podría tomarse una limonada.

-No tengo limones, pero tengo unas naranjas.

-Perfecto señor Barrero. Exprima unas cuantas naranjas y si no le gustan los sabores ácidos puede rebajarla con un poco de agua y ponerle un poco de azúcar. Yo le recomiendo que se lo tomé así no más, así le sienta mejor.

Me puse de pie y fui a exprimir las naranjas. En la cocina, me di cuenta que no había lavado la loza que use en el desayuno. Abrí la llave para lavar los pocos trastes que tenía en el lavaplatos.

-¿Señor Barrero?

-Un momento por favor- respondí mientras me secaba las manos para acercar el teléfono? Aquí estoy.

-¿Decidió ponerle agua a las naranjas?

-No. Vine hasta la cocina y recordé que tenía algo de loza sucia.

-¿Y las naranjas?

-La verdad, señorita, no tengo mucha sed. Además aún me siento lleno luego del desayuno.

-¿Desayuno recientemente señor Barrero?

-Hace poco menos de una hora, señorita.

-¿Es de las personas que suelen desayunar muy temprano?

-Normalmente no desayuno pero ya sabrá usted, con el exceso de tiempo que produce una incapacidad en medio de una cuarentena tengo tiempo de desayunar hasta dos veces.

-¿Qué desayuno esta mañana señor Barrero?

-Discúlpeme, señorita ¿Podría ser tan amable de recordarme su nombre?

-Me llamo Marta señor Barrero.

-Señorita Marta, discúlpeme pero ¿A qué se deben tantas preguntas?

-Señor Barrero, le recuerdo que estamos en una consulta médica y toda la información es para poder darle un diagnóstico acertado.

-Eso lo entiendo Marta. Sin embargo, preferiría responderle al médico.

Hubo un breve silencio. Por un corto instante pensé en que mi respuesta la había incomodado.

-Pero parece usted ser una persona muy amable, así que le contare. Esta mañana desayune con dos huevos fritos y un vaso de yogurt de mandarina.

-¿Yogurt de mandarina?

-Si Marta. Yogurt de mandarina.

-No sabía que existía el yogurt de mandarina.

-Existe y es muy agradable, sobre todo frio.

-Señor Barrero, si usted gusta podemos cambiar las naranjas por un vaso de yogurt de mandarina.

-Fíjese Marta que el vaso del desayuno fue el último.

-Así que volvemos con las naranjas.

-Parece ser.

-A menos que se decida por el café.

-Creo que tomare un vaso de agua.

-¿De la llave?

-De la llave.

-No creo que eso sea muy saludable, señor Barrero.

-Toda mi vida he tomado agua de la llave. Afortunadamente nunca he tenido problema con eso.

-Yo le recomiendo que la hierva, es mejor.

-Gracias por el consejo Marta. ¿El doctor Cardoso tardará mucho?

-Tal vez tarde un poco. Ha tenido una emergencia en el consultorio.

-¿No se encuentra usted en el consultorio?

-No señor Barrero. Yo hago mi trabajo desde mi casa, desde acá conecto al doctor con todos sus pacientes.

-Si usted gusta puedo volver a llamarla en unos minutos.

-Por favor no. Si no le molesta manténgase en el teléfono.

De nuevo hubo unos segundos de silencio.

-¿Señor Barrero?

-Si Marta.

-¿Podría contarme más del yogurt de mandarina?

-No es mucho lo que sé del yogurt de mandarina.

-Entonces ¿Podríamos hablar de cualquier otra cosa señor Barrero?

-Claro que sí Marta. Claro que sí.

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